XIII VIAJE A LOS PICOS DE EUROPA
CRÓNICA DE ALUMNOS
De la montaña al mar. 3er. DÍA
La excursión a los Picos de Europa ha sido una experiencia inolvidable, no solo por la belleza de los paisajes y lugares que hemos visitado, sino, también, por la buena relación entre alumnos y profesores. Por ejemplo, el “buen rollito” que había cuando jugábamos por la noche al ping-pong en uno de los albergues o lo que se han preocupado por nosotros los profesores cuando, en alguna de las rutas, estábamos cansados, teníamos agujetas o nos dolía algo. Ha sido una excursión en la que, además de aprender mucho sobre geografía y geología, nos hemos divertido y lo hemos pasado genial en cada momento…, a pesar de tener que escuchar a los profesores cuando estábamos recién levantados. ¡Es broma…!.
Uno de los días que quiero resaltar fue el tercero. Hicimos la conocida Ruta del Cares, desde Posada de Valdeón (León) hasta Poncebos (Asturias), por lo que nos sentimos orgullosos, entre otras cosas, al pasar de una Comunidad a otra a pie. Aunque fue la ruta más larga, me gustó mucho, y me sorprendió tanto que la considero la ruta más bonita de los Picos de Europa. El final del trayecto fue lo que me resultó más duro, pues era una fuerte subida y había que hacerla caminado entre piedras. Tenemos grandes recuerdos de la ruta y, además, siempre conservaremos las fotos de Pedro Emilio.
El día culminó con una noche fantástica en Ribadesella, donde los alumnos pudimos, al fin, disfrutar de tiempo libre en una deseada salida nocturna.
Ha sido uno de los mejores viajes de mi paso por el instituto y, con un poquitín de pena, el último junto a los compañeros. Pero siempre recordaremos las anécdotas divertidas: algunos compañeros se despistaron del grupo y tuvieron que hacer auto-stop, y, en la habitación de las chicas, en el primer albergue, hubo una inesperada visita por parte de la fauna de la zona.
Cristina Ramos Noviembre 2010
Nos levantamos en el albergue de Cabañes, volvimos a cargar el autobús con las maletas y emprendimos una ruta larga en autobús, con puertos y curvas, pantanos, desfiladeros, etc. A pesar de lo avanzado de la mañana, era curioso ver el pantano cubierto con niebla o nubes (era una pantano bastante elevado y rodeado de montañas). Sobre las 12 de la mañana empezamos la famosa Ruta del Cares, que comenzó en Posada de Valdeón, pueblo donde nos dejó el autobús –que tuvo que dar un largo revuelto para recogernos por la tarde-.
Andando, Pedro Emilio y Antonio nos iban explicando características geomorfológicas y de flora y fauna de la zona. Comimos a eso de las 14,30 en un pueblecito muy pequeño, Caín, que estaba en medio de la ruta. Después, retomamos la ruta y, en este caso, íbamos justo al lado del río Cares, muy cerca de su orilla. Vimos un pequeño embalse con “escalones” para que las truchas y salmones llegaran a la parte alta del río para desovar. Caminábamos, en algunas ocasiones, dentro de la misma montaña, por túneles; atravesamos el límite entre León y Asturias y, algo más adelante, empezó una dura zona de cuesta. Antes de empezar la subida, un compañero tuvo un problema de lumbago; tuvimos que ayudarle y Pedro Emilio se quedó con él subiendo despacio mientras los demás continuamos la ruta. Cuando todos llegamos arriba descansamos y nos hicimos unas fotos de grupo. La posterior bajada se nos hizo más amena porque ya estábamos cerca del final, donde nos esperaba el autobús para llevarnos al nuevo albergue, en Ribadesella. Después, salimos a cenar y de fiesta por el pueblo, hasta que nos fuimos a dormir a eso de las 2,30. Así terminó nuestro tercer día de viaje.
Esteban Expósito Noviembre 2010
El día 21 de octubre tocaba hacer la ruta más temida por todos nosotros, la más larga, la ruta del Cares. Nos levantamos temprano, hicimos las maletas ya que íbamos a marcharnos del albergue en que habíamos pasado las dos noches anteriores y, después del desayuno, nos dirigimos al autobús: pero tuvimos que ir andando, cargados, hasta él ya que el pueblo, al estar en la montaña, no permitía el paso de autobuses hasta el albergue.
Después de un rato largo en el autobús, intentando dormir y escuchando las explicaciones de Pedro Emilio, nos bajamos y empezamos la ruta; al poco una señora nos enseñó un hórreo. A medida que íbamos avanzando, los profes nos enseñaban y explicaban lo que íbamos viendo. Después paramos a comer en unos merenderos y continuamos la ruta: aunque fue larga y cansada, fue muy bonita. Como digo la ruta fue larga, para entretenernos en el camino, fuimos cantando y jugando; aunque cansados, llegamos muy contentos por haber logrado hacerla entera; fue muy gratificante acabarla ya que nosotros no estamos acostumbrados a caminar tanto.
Después nos fuimos al albergue nuevo, en Ribadesella: era precioso y, además, era la primera noche que íbamos a salir de bares. Por tanto, nos duchamos, nos pusimos guapos y fuimos a cenar y a tomar algo por el pueblo; todos coincidimos en un bar y nos lo pasamos muy bien, conocimos a un grupo de chicos de allí y, bailando y riendo, se nos pasó rápido el tiempo.
En resumen, este viaje ha sido una bonita experiencia y, quizá, la última excursión que hagamos todos juntos; aprendimos mucho, caminamos mucho, vimos paisajes bonitos y mereció mucho la pena.
Carmen Leal Noviembre 2010