Para situarnos, hay que recordar que este viaje fue en octubre, y que es una actividad mítica que realizamos acompañados por los profesores Pedro Emilio y Antonio Muriel.
Desde el primer día supimos que era un viaje didáctico, por lo que éramos conscientes de que durante las largas horas de autobús deberíamos escuchar las indicaciones de los profesores para aumentar nuestros conocimientos, aunque, en ocasiones, ese micrófono al sonar te despertase para escuchar algo que, en esos momentos, no te apeteciera.
Nuestra primera visita fue, en la población de Frómista, a la iglesia de San Martín y a las esclusas del Canal de Castilla, donde empezamos a sentir, después de horas de autobús, que el viaje, ahora sí que sí, empezaba.
La siguiente parada fue en el bosque petrificado de Verdeña; y sí, es verdad, no nos mintieron: estaba bien petrificado, vamos que tenías que echar una buena dosis de imaginación para “ver” el susodicho bosque. Y, si no, os recomiendo que vayáis y ¡ya me contaréis”,… si cuando te dicen que vas a ver un bosque te imaginas lo que ves allí….; no obstante, me sorprendió, y, supongo, eso era lo importante…(…) gracias a este tipo de viajes descubrimos algo más de nuestra geografía y de los lugares tan desconocido de nuestro propio país.
Por último, el día finalizó con la llegada al albergue cercano al pueblo de Potes, Cabañes, donde pasamos la noche comentando nuestro primer día de viaje y comentando ya las primeras anécdotas.
Pasada la noche, un día nuevo comenzaba….
En conclusión, debo decir que este viaje es tal vez el más esperado por los alumnos de 2º de bachillerato, lo que quizá tenga que ver con que es un punto y final de la convivencia de este tipo de excursiones con los compañeros de toda nuestra vida y, a la vez, sea el punto de partida para sentir como el instituto empieza a esfumarse y cómo empezamos a sentir que nuestros caminos, en pocos meses, se dividirán en función de nuestros intereses de estudiantes. Y tal vez sea este viaje el que marque el punto y seguido de nuestras vidas de estudiante, ya que, difícilmente, volveremos a realizar este tipo de convivencias. Por eso, todos somos conscientes de que cada uno de los momentos de convivencia de estos días serán para nosotros inolvidables.
Alba Bello Cortés Noviembre 2010
La excursión a Picos de Europa es un tradicional viaje que realizamos los alumnos del IES Luis de Morales cuando llegamos a 2º de bachillerato. Mucha gente puede decir “… pues anda, todos los años el mismo viaje”, pero lo dicen porque no pueden hacerse la más remota idea de lo que, todos y cada uno de los alumnos que hacemos esta excursión, disfrutamos de ella. Es un viaje duro y cansado, con tres rutas a pie, distintas pero muy bonitas, muchos kilómetros y muchas, muchas anécdotas para recordar.
No podemos olvidarnos de los kilómetros recorridos en autobús y de las anécdotas en tantas horas de viaje: los “mítines” de Pedro Emilio, el dolor de culo de las muchas horas sentados,… todo esto queda en el recuerdo, un imborrable recuerdo no sólo porque la excursión es preciosa, sino porque creo que todos los alumnos la vivimos al máximo, ya que es el último viaje que hacemos todos juntos.
Empezamos el viaje con la visita a la iglesia de San Marín de Frómista, en esa población estuvimos comiendo y, luego, Pedro Emilio y Antonio nos dieron las correspondientes explicaciones. Por la tarde subimos por un bosque con unas cuestas un poco retorcidas en el que, al final, pudimos “disfrutar” de un bosque fosilizado: uno de los pocos bosques fosilizados que hay en el mundo.
Llegamos a la aldea, cercana a Potes, ya de noche, y tuvimos que hacer un pequeño recorrido a pie hasta llegar al albergue: eran unas calles estrechas por donde no puede entrar el autobús. Una vez instalados en el albergue, nos duchamos, estuvimos echando unas partidas al ping-pong con los profesores y… a descansar, ya que al día siguiente nos esperaba una bonita ruta y una vista estupenda de los Picos de Europa desde el teleférico…
Lorena Amaya Blanco Noviembre 2010
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