SEGUNDO DÍA: 20 DE OCTUBRE
El segundo día fue interesante sobre todo,
por la subida a la montaña en teleférico. Este día lo primero que hicimos fue
ir a un centro de “Interpretación de los Picos de Europa” que como un año más
había un problema con la sala de cine. Este museo fue entretenido porque no es
el típico museo aburrido, en este vas andando y viendo cosas interesantes, y en
cada parada estaba ahí Pedro Emilio para sus famosas fotos.
Después fuimos al teleférico de Fuente Dé,
que era una de las cosas que más estábamos deseando, ya que apenas ninguno
habíamos montado en un teleférico y no sabíamos la sensación que era estar
sujetos de un cable a unos cuantos metros de altura. Cuando estábamos abajo
vimos a Antonio y a Pedro Emilio poniéndose ropa un buen rato (yo no sé de
donde sacaban tantas cosas: bufandas, camisas, chaquetas, pañuelos, abrigo,…),
entonces nosotros nos reíamos un poco ya que hacía sol y mucho calor y todos estábamos en
manga corta. Aunque ellos sabían que cuando estuviéramos arriba, se iban a reír
ellos de nosotros, ya que arriba cambió el tiempo totalmente. Las manos se nos
quedaron congeladas y las orejas rojas como un tomate. Desde arriba había unas
vistas impresionantes, sobre todo me llamó la atención un balcón colgante.
Subimos en dos grupos, en uno la mayoría de
la gente y en otro unos pocos con el fotógrafo Pedro Emilio. Nosotros nos montamos
pocos por si acaso. La subida fue impresionante, ya que en apenas unos minutos estábamos
arriba, aunque cuando estabas llegando se quedaron todas las ventanas en blanco
debido a la niebla que había. Arriba nos
echamos fotos y empezamos la ruta, aunque en mi opinión me gustó más “La ruta
del Cares”.
En mitad de la ruta hicimos una parada para
comer. El bocadillo nos supo a gloria y nos estuvimos entreteniendo con unos
pájaros que estaban acostumbrados a ir allí a comer. Al parecer no eran tontos,
les gustaba lo bueno, el jamón y el lomo y sin pan, aunque sobre todo el atún. Cada vez se acercaban más a mí y
casi me quedan sin bocadillo, así que decidí guardarlo por si acaso. Luego seguimos caminado hasta completar la
bajada, en la población de Espinama.
Más
tarde visitamos el monasterio de Santo Toribio de Liébana y visitamos la población de Potes, donde estuvimos
cenando.
Al final, fuimos al albergue a dormir. Aunque
teníamos pensado liarla un poquino esa noche (pintarle la cara a las muchachas
y esas cosa), nos quedamos dormidos
enseguida y al día siguiente cualquiera entraba en nuestra habitación a
despertarnos.
Desde mi punto de vista, esta excursión es
una experiencia única ya que será la última vez que realizaré una excursión con
algunos de los compañeros de clase y por eso creo que será irrepetible.
Lucio David Fondón
No hay comentarios:
Publicar un comentario